Intercambio de valores con la cultura asiática.

           Fenómenos como el Hallyu no son ajenos en Colombia y es que a nivel nacional existen fandoms (o club de fans) con más de 30.000 personas entre los 14 y 50 años según datos del periódico “El Colombiano” que permiten la comunión bajo diferentes aspectos y características propias del oriente de Asía como los valores sociales que se convierten en criterios que modelan y rigen la forma de ser, estar y actuar en determinados grupos sociales, en la sociedad actual los valores sociales se convierten en reflejos del modo de vida que aspiran las personas. Valores como el éxito, la belleza o la libertad se han convertido en una prioridad para las personas que participan activamente dentro de la cultura asiática esto debido al impacto de las diferentes formas de entretenimiento asiáticas que crean imaginarios colectivos, estas formas de entretenimiento han tenido un boom mediático desde los años 80’s y que se mantiene hasta la fecha gracias a obras que han marcado generaciones y repercutido de forma directa o indirecta las dinámicas de consumo de la sociedad colombiana. 

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          Dentro de los medios y factores de difusión que permiten la permeabilización, adaptación o adopción de los valores asiáticos podemos destacar el anime, el manga, el k-pop, el k-drama, los hábitos de consumo como la comida, productos de belleza entre otros, y los eventos sociales como el SOFA en Bogotá y el Otacon en la ciudad de Medellín donde se fortalecen valores como la comunidad o la libertad. A nivel cultural el intercambio de valores ha modificado de manera drástica las formas de comportamiento de las personas permitiéndoles identificarse con culturas ajenas al entorno en el que se desenvuelven dejando de lado valores tan importantes como la tradición o la creación y apropiación de la cultura colombiana.

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           Los estereotipos asiáticos que llegan por medio de los diferentes medios de comunicación como los servicios de streaming o medios convencionales traen consigo una homogeneización de la identidad individual y colectiva creando estándares estéticos y de comportamiento, como es el caso del K-pop el cual se convierte en un proceso sistemático para la creación de “productos culturales” que cumplan con ciertos valores y características replicando patrones específicos. 

La adopción de valores externos conlleva a retos para dinamizar y diversificar y garantizar un intercambio bilateral de los mismos y no de forma unidireccional como es el caso de la difusión y la masificación de contenidos orientales ya que estos valores responden a necesidades diferenciadas y complejas enmarcadas en un espacio y tiempo determinado generando así contradicciones, aunque estos se incorporen a la vida cotidiana para así esculpir y establecer cimientos que permitan legitimar valores propios que traigan consigo la búsqueda de identidad individual, nacional, cultural o religiosa, aunque estos puedan ser modificados y permeados por culturas diferentes en este caso por la cultura asiática.